Maribel y Kenia compitiendo |
El agility es una disciplina deportiva a través de la cual un guía conduce a su perro a través de un circuito compuesto por diversos obstáculos. De este modo, el perro demostrará su inteligencia, obediencia, concentración, sociabilidad y agilidad.
Cualquier persona que así lo quiera puede practicar este deporte. De igual modo, no es necesario contar con un tipo específico de perro. Por lo tanto, cualquier perro, independientemente de su sexo, raza o pedigree puede acometer estas pistas siempre y cuando haya contado con el entrenamiento necesario. No obstante, es importante que, antes de realizar dicha actividad, el animal cuente con un nivel básico de obediencia, ya que, sobre todo durante los entrenamientos, el perro puede coincidir con otros canes, por lo que es importante que el guía tenga cierto nivel de control sobre el animal.
Uno de los factores que más pesan sobre las personas que realizan dicho deporte es el grado de conexión o vínculo que esta práctica llega a generar entre el humano y el perro. De forma que, ésta es una de las razones por las que cada vez más personas se están animando a entrenar con sus mascotas en esta práctica, ya que, además, permite que el perro logre descargar toda la energía acumulada, lo cual repercute directamente sobre el comportamiento del animal en otras facetas de su día a día.
Además de los factores anteriores, son muchos los guías que acaban animándose a competir con sus perros. A la hora de competir con el animal, habrá que tener en cuenta que la finalidad del recorrido es hacer que el perro termine la pista en el orden indicado, sin cometer faltas y dentro del T.R.S marcado por el juez (tiempo límite para el acometimiento de la pista). De este modo, aunque la velocidad del animal no es el criterio principal, sí que debe tenerse en cuenta a la hora de no sobrepasar el T.R.S así como a la hora de decidir la clasificación en caso de perros que hayan empatado.
El perro no completará la pista con total corrección en caso de haber realizado faltas, rehúses o haber sobrepasado el T.R.S*1.
De este modo, se entenderá como falta siempre que el animal tire un palo, se salte una zona, etc. y, en el caso de los rehúses, este término se utiliza para referenciar el hecho de que el animal sobrepasa un obstáculo sin llegar a acometerlo. Por supuesto, en caso de que el perro se salte el orden en que están distribuidos los obstáculos supondrá la eliminación directa del animal.
Por su parte, los perros que participan en una competición se dividen en tres grados según el nivel en que se encuentren:
- GI, para los que acaban de debutar en competición,
- GII, para aquellos perros que tienen un cierto nivel;
- GIII, en el que se ajusta el T.R.S, por lo que está compuesto por perros que tienen ya un alto nivel y velocidad.
Alicia y Maya en el C.A.Parque del Alamillo |
A la hora de pasar de GI a GII será necesario que el perro adquiera 3 puntos, o lo que es lo mismo, que realice tres pistas a 0, es decir, tres pistas sin ningún fallo; con la salvedad de que un mismo juez sólo puede otorgarte un máximo de dos puntos.
En una jornada de prueba encontramos un mínimo de 4 pistas diferentes, dos para GI, y otras dos para GII (siempre que no haya suficientes perros en GIII). Dentro de cada grado saldrán a pista los perros ordenados según su categoría (MINI, MIDI, ESTÁNDAR). Y dentro de GII, además, en una de las pistas no se contará con las zonas de contacto*2.
*1 Para una información exhaustiva sobre las faltas y los rehúses; así como para el T.R.S, acudir a la Normativa Vigente en materia de agility.
*2 Para conocer los obstáculos que cuentan con zona de contacto veáse la sección dedicada a los obstáculos.